22/2/09

Duelo

Han sucedido un huevo de cosas desde la última vez que escribí... Dos han sido las que más me han marcado, una buena y una muy mala. Quiero agradecer a los que me apoyaron en la mala, y siento no habérosla comunicado antes a otros, es que fue muy rápido y apenas tuve dos días, así que hablé con gente que tenía animales y podía entender un poco mejor qué pasaba... 

La buena para otro post, pero por respeto al implicado, le dedicaré el post enterito a él. 

A Humphrey. Mi gato.

El viernes, cuando por fin pude pasar un rato en casa, me di cuenta de que estaba todo el rato tumbado en su sillón verde, y es lo habitual en él, es un gato de lo más pachorra. Lo estuve acariciando, ronroneó como de costumbre, pero seguía en su sillón. Después me di cuenta de que no recordaba haberlo visto ir a beber ni a comer ni a la arena desde hacía tiempo. Podía ser casualidad, porque apenas me lo cruzaba un rato al día, pero le acerqué una galletita y se apartó. Le pellizqué la piel y estaba deshidratadísimo... No se había movido de allí en días... Lo primero que hice fue darle agua con una jeringuilla, y esa misma tarde lo llevé al veterinario. Le estuvieron haciendo pruebas de sangre, radiografías, auscultaciones... 

Le fallaba el corazón (un soplo), tenía líquido en la pleura y los riñones no le funcionaban bien puesto que tenía la creatinina y la urea por las nubes, lo que le había llevado a no comer. 

La veterinaria lo vió muy chungo y me dijo que debía dejarlo ingresado con suero y antibióticos, pero que lo veía muy complicado, que muy probablemente me costara un montón de pasta diagnosticarlo. Ese día me fui a trabajar y el sábado al mediodía volví a verlo... estaba hecho un desastre... respiraba cada vez peor, porque el suero se le acumulaba en la pleura, a pesar de que le habían sacado líquido a jeringuillazo limpio... No filtraban sus riñones. 

La veterinaria me habia sugerido la eutanasia, porque con un cuadro tan complicado, los malabarismos económicos iban a ser muchos para probablemente no poderlo salvar. Había estado pensando que sacrificarlo era lo mejor, que no podía permitirme gastar todo el dinero de mis tarjetas de crédito en un monton de intentos de diagnóstico (que no de curación) con tan pocas posibilidades de salir adelante. Además, la mayoría de enfermedades que se barajaban eran o letales o intratables... así que diagnosticarlas tampoco iba a ayudar al animal... 

Pero cuando volví un poco más tarde al veterinario casi me da algo... Ya me había pasado toda la tarde llorando, y allí aún peor, me enfrenté a una de las escenas más duras para mí, que paso de escribir porque ya estoy llorando más que suficiente.... pensar que iba a decidir matarlo... cuando él solo quería estar en casa tranquilo... No pude hacerlo. No pude. 

Decidí que lo trataría, pero como era domingo había que esperar al lunes, con lo cual estuve toda la noche en el trabajo repensándome lo de la eutanasia... no tenía sentido hacerle miles de pruebas impagables para que sufriera más si al final no lo iba a poder curar... Pero... ¿cómo podía ser yo quien le negase la pequeña posibilidad de salvarse? ¿Y si por mi no egoísmo vivía 5 años más? ¿Pero y si moría de todas formas y yo me quedaba sin dinero? ¿Y si otra de mis gatas se ponía mala y yo me había gastado todo el dinero? Hacía mucho tiempo que no lloraba tanto y con tanta frecuencia... No sabía que hacer. 

Pero a las diez de la mañana de hoy me llamó la veterinaria para decirme que había muerto. Solo. Y seguramente sufriendo. No sé qué órgano fue el que le falló definitivamente... pero tampoco imoporta a estas alturas. 

Todo culpa mía por no darme cuenta antes, y por no decidir nada con la suficiente rapidez en un caso tan crítico... Dicen que me consuele con que lo quise y lo cuidé, pero no hay consuelo en ello... me necesitaba y le fallé... como me pasa siempre... Tendría que haberle sacrificado y haber estado con él mientras lo dormían. No sé, es horrible. 

Pero lo quería horrores. Pienso en que no va a estar más en casa, que la Tinti es semihuérfana, que no lo voy a ver más... No sé, lo voy a echar mucho de menos, siento un vacío enorme, lloro cuando veo bolas de pelo debajo de los muebles... Es una mierda. 

Así que aunque los gatos no lean blogs, y menos lo gatos difuntos:

Humphrey, quería pedirte perdón por haber fallado y no haber actuado mejor. Hice lo que mi escasa cabeza pudo y consideró oportuno, aunque ahora me arrepienta. Y seguramente daba igual lo que hubiese hecho, me terminaría arrepintiendo... siempre se podría haber hecho algo más, algo mejor de lo que hice. Y quiero dejar por escrito que te he querido un montón, que eras un gato como no he visto otro, tranquilo, bueno a más no poder... Le gustabas a todo el mundo, lo cual no es de extrañar. Y ojalá hubieses salido de esta igual que saliste de la del verano que te adopté... Siento haberte dejado solo en aquella jaula... Siento haber sido tan poco observadora durante la semana... He sido una dueña mediocre y me escudo en mis otros problemas para autojustificar esa mediocridad, lo cual siento y sentiré siempre. Lo siento. Te echaré de menos, y desde luego nunca jamás olvidaré el tacto de tu peluda y redonda cabecita bajo mis dedos.

Dejo este post en memoria de uno de los mejores gatos que he tenido el placer de conocer y cuidar, y al que he querido probablemente más que a muchas personas que se han cruzado en mi vida, por muy cruel e incomprensible que suene eso para los que no han compartido nunca su cariño con un animal de compañía.