Antes de que que se pierda mi autoría sobre esta receta, la publico aquí. Así cuando probéis una versión emponzoñada por el boca en boca, o con cosas raras con nitrógeno líquido de cuando me la robe Ferran Adrià, al menos podréis acudir aquí en busca de la receta original.
Se me ocurrió en base a una receta que comí en casa de mi amigo Gonzo un día, pero la suya era sin cebolla y en vez de hacer la salsa con queso la hizo con tomate (¡riquérrima también, y mucho menos de gordos!).
Ingredientes (para 4 personas):
- Dos cebollas.
- Dos calabacines
- Cuatro zanahorias grandecillas
- 100 g de queso roquefort o queso azul de algún tipo (la típica cuña que venden en el supermercado)
- 400 ml de nata para cocinar (o, lo que uso yo para no tentar la suerte con el colesterol: el sucedaneo de nata a base de grasas vegetales que venden en el Mercadona)
- 400 g de spaghettis
- Un poco de aceite de oliva
- Sal
Instrucciones:
Cortamos la cebolla en daditos pequeños. Pelamos las zanahorias y el calabacín y los rallamos con el rallador (el normal, no el pequeño, ni el de láminas ni nada raro). Lo sofreímos todo en una sartén con algo de aceite y sal. Ir removiendo y esperar a que las verduras se doren un poco y pierdan bastante agua (si queda caldito en la sartén, subid el fuego hasta que se evapore ese agua).
Mientras, poner a hervir agua con sal y los spaghettis en una olla.
Cuando la verdura esté lista, agregar el queso a la sartén e ir removiendo hasta que se funda. Después, agregar la nata líquida y seguir removiendo hasta que la salsa quede de un color uniforme.
Una vez estén listos y escurridos los spaghettis, servirlos en un plato con abundante salsa por encima. Y a disfrutar.
PD: Cuando haga la receta haré fotos y las subiré, así que dejo esta entrada pendiente de editar.