Besos

Hacía mucho tiempo que no se veían. "Qué cambiada está" pensó él "Seguro que es porque tiene a varios haciéndole la corte". Ella caminaba a su lado, mirándose los pies, pensando en cómo resolver ese incómodo silencio sin desatar una discusión. Iban de camino a casa, a dejar las maletas y a descansar del largo viaje. Nada especial para hacer de momento. Estaba contenta de haber llegado a ese día sin que heridas nuevas se hubieran abierto en la relación. Caminaba junto a él, agarrada a su brazo desnudo, sintiendo su caliente y suave piel entre los dedos mientras lo acariciaba. Estaba contenta de tenerlo de nuevo a su lado y de no tener que medir con cuentagotas sus palabras. Ahora las miradas y los gestos ayudaban a expresarse casi más que las propias palabras. Estaba contenta de que las cosas hubieran salido tal y como esperaba.
Él, pensativo, esperaba a que ella diese algún paso, a que resolviese ese silencio, pues ya le tocaba ser a ella quien tirase de la relación por un tiempo. Estaba enfadado, dejando que ovillos de celos formasen líos descomunales en su cabeza. "¿Por qué no dice nada?" "¿De dónde sacó esa camiseta? ¿Se la regalaron? Si le pregunto quedaré como un idiota, pero seguro que se la ha regalado un ligue... " "¿Quién le dijo que estaba mejor con otro peinado?"
Mientras, ella no cesaba de sonreir mirando al suelo, pero sin saber qué decir... Era un momento demasiado importante como para estropearlo con alguna estupidez, pero ese silencio... No aguantaba más ese silencio, así que lo paró, lo empujó contra la pared del portal, le hizo fijar sus ojos en los suyos y lo besó. Suave, con sus labios humedecidos tocando suavemente los labios de él, besando alternadamente el labio inferior y el superior, rozando apenas sus bocas hasta que lo notó relajarse. Las cabezas de ambos se vaciaron de repente, todos los males del universo habían desaparecido, todo funcionaba o era de fácil solución. El mundo entero tenía unos colores más vivos. Después le besó presionando ligeramente con la cabeza inclinada, pero su lengua juguetona quiso atrapar al labio inferior. En poco tiempo, ambas lenguas danzaron buscándose y se alternaban con pequeños mordiscos en los labios del otro... De repente se dieron cuenta de que sus cuerpos estaban completamente pegados el uno al otro, él notaba la presión de los pechos de ella sobre su tórax, su roce. Ella no podía resistirse a los brazos fuertes que la rodeaban con firmeza y ternura. Las sonrisas sólo se borraban de sus rostros para recibir y dar besos, mientras que sus brazos recorrían ajetreados el cuerpo del otro, no dando a basto para responder tanta caricia.
Las temperaturas de sus cuerpos eran un par de grados más altas de lo normal, se quitaron las chaquetas y en ese instante de separación se dieron cuenta de que estaban en el portal de su casa, así que decicieron que lo mejor era subir... Pero antes de entrar al ascensor, él se quedó mirándola, observando sus facciones, su cara inocente. Pensó en la mierda que había entre ellos, las toneladas que había, pero ella estaba ahí, con él, para él, y se sintió completo y tranquilo por unos instantes. "Quizá la camiseta se la compró por mí".