20/11/08

Crónicas de mi ausencia - Parte III

Prácticas, trabajo y más prácticas

Las semanas siguientes no fueron tan bonitas como las que conté, pero aún así tuvieron su encanto.

Para empezar, una excursión de dos días a la Rioja a ver huellas fósiles y grietas que los paleontólogos locales quieren hacernos creer que son huellas. La verdad es que fue una excursión muy chula, nos dejaron bastante tiempo libre y lo que es la parte práctica de verdad era un poco chorra, aunque no diré lo mismo cuando nos pongamos a hacer el trabajo correspondiente.


Fueron muchas horas de autobús, pero en muy buena compañía. Nos dedicamos a jugar a hacer listas por orden alfabético de animales, y luego, gracias a nuestras depravadas mentes, derivó en listar insultos. Qué risa. Eso y Gimlis que no salían, "eres un psicópata", una mano tan reconfortante como inesperada, Tontos del pueblo™, cubatas gratis, "eres una maldita perrilla mentirosa", peluches de calamar, nos roban la comida, ojos de purpurina, parque de patoaventuras, peleas de humanos y velocirraptores grabadas en la roca...



Pero desde luego, lo que se llevó la palma ese viaje fue el reloj de la plaza del pueblo. No tiene desperdicio, aunque la calidad de la grabación da bastante pena, sobre todo por la gente gritando.



¡Las vacas de Enciso os mugen adiós!



Al volver, me fui directamente a trabajar, comenzando mi Semana Infernal™. Esta transcurrió con ¡sólo dos clases ausente! No sé cómo lo hice sin morir.
Lo genial fue que el lunes de madrugada, que terminaba mi Semana Infernal™, sin dormir, me fui cinco días a hacer prácticas de limnología a tomar por el culo, aislados en medio de la nada. Ese primer día sin dormir fue extrañamente mejor de lo que me esperaba, sin colapsos nerviosos ni pérdidas excesivas de concentración.

En esta salida estuvimos perdidos en una casa de la Generalitat en el parque natural del Montseny. Lo malo es que apenas teníamos tiempo libre, y con el frío horroroso que hacía (¡hasta nevó!) y lo hecha polvo que estaba yo de sueño acumulado, muchas ganas de salir a explorar tampoco tenía. El no tener cobertura no me habría importado mucho si no hubiera sido porque tenía que organizar muchas quedadas para ese mismo viernes, así que la noche del jueves me pasé 45 minutos parada en medio de un montículo no muy lejano a la casa, que era el único sitio con cobertura. Además, las profes, aunque me parecieron buenas profesoras porque hacían amenas las explicaciones y el trabajo, también me parecieron pésimas organizando el tiempo, y nos tenían trabajando desde las nueve de la mañana hasta las nueve o diez de la noche. Y como colofón, el jueves nos dijeron a las ocho de la tarde el tema sobre el que teníamos que preparar una exposición a las diez de la mañana del día siguiente. Vamos, que curramos un montón, sobre todo nosotros, los pringaos, porque queríamos hacerlo todo bien y encima por condiciones climatológicas salimos perdiendo en la recogida de muestras los dos días que hicimos trabajo de campo.
Entre que no pude recuperar el sueño porque la gente se quedaba despierta hasta las mil y no me podía dormir, el excesivo trabajo que nos tocaba hacer y el frío helador... estuve bastante rancia esa semana. Pero no dejaron de haber cosas chulas, como venir en una moto casi a caballito por el peso, conocer mejor a algunos de mis compañeros de uni, los increíbles paisajes, els pots de caramel que no lo son, "¿Sacamos el chocolate?", ¡el asesino!, el psicólogo, botes de tomate, això es una mica gruyere, las mejores lectoras de absorbancias, ¿nadie se ha levantado?, el grupo más sacrificado muestrea durante una nevada, más sitios para sacrificios, la encargada de la estufa, que te vengan a recoger y te critiquen por aprovechada... Definitivamente sólo hubiera cambiado mi estado de ánimo de esos días. Os mostraré algo de la variedad meteorológica de aquella semana, que, gracias a Diox, no continuó como predijo Clara con lluvia de fuego. XD







Aprovecho el final del post para π agradecimientos especiales:
A Clara por tenerme tanta paciencia en el Montseny y no odiarme a pesar de mi ranciedad.
A Gonzo porque entre una cosa y otra vi con él durante esas semanas la trilogía de la venzganza y comenzó a engancharme a Lost, mi gran serie pendiente, aparte de las esporádicas quedadas habituales que son un gran aliciente en mi día a día.
A mi pequeño zorro y pico, parte grande y parte ardilla, que me acompañaron (cada cual a donde pudo) y mimaron mucho esos días, demostrándome que es cierto lo de que las cosas llegan cuando menos te las esperas. Faltó cocinero/sirviente en el Montseny, and you know it...

PD: ¡Cena con orejitas again! ¡Lo exijo!

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