AVISO: Esto es una de las reflexiones-cursi-coñazo que me ha dado por hacer últimamente con tal de no estudiar, así que a quien no le interese que no la lea.
...it's compromise that moves us along." - She will be loved, Maroon 5
Quería hablar del amor. Y de la desilusión, de crecer, de ver las cosas de diferente manera. Cada vez más, me cruzo con gente que ha perdido toda la esperanza en encontrar ese amor de cuento en el que nos hacen creer desde pequeños. Supongo que será porque cada vez soy más mayor, así como lo es la gente que me rodea.
A medida que las desilusiones hacen mella en cada uno de nosotros, vamos perdiendo la esperanza (hablo de relaciones de pareja porque hablar de la ilusión en general me llevaría suficientes posts para llenar un libro, y no es plan) en encontrar aquello con lo que soñábamos, y terminamos resignándonos con aquello que "no está del todo mal". Cuanto más mayor es la gente en la que me fijo, más se conforman, más bajan el listón. A mí me da bastante miedo, yo no quiero ser una cuarentona que vive con alguien solo por tener compañía. Y sé que encontrar a alguien que verdaderamente te guste, te cuide, y, lo más importante, te corresponda, es una tarea ardua, sumamente cansada, desesperante, triste. ¿Pero sabéis qué? Que creo que conformarse es un error, que todos deberíamos luchar por lo que queremos, y seguir intentándolo siempre, sin rendirnos. Porque rendirse es el fin del respeto a ti mismo, de tus ganas y posibilidades de mejorar, de tu autoestima... en resumen, de tu esencia. De lo que eres y lo que quieres llegar a ser.
Quizá alguno me diga que es mejor conformarse que llevarse tremendos palos, que duele menos, que es más fácil. Quizá sí. Pero también es traicionarse a uno mismo. No sé vosotros, pero si yo dejo de lado lo que quiero y tomo la salida fácil, termino sintiendo un vacío enorme que el conformismo no puede llenar. Y quizá pierda todas mis batallas, pero con que gane una tengo la victoria absoluta.
Hace bien poco estuve escuchando la vida de una señora de 75 años con la que estaba sentada en el tren. Su marido se había muerto hacía seis años, a los 73, y ella estaba todavía deprimida. Mucho. Llevaba con él desde la adolescencia, tuvieron tres hijos juntos y se amaron hasta el final. Él la cuidó y amó hasta el último momento, y, por cómo hablaba de él, sabía que no mentía, que no estaban por estar, estaban porque se amaban. Me costó no ponerme a llorar cuando se le escaparon unas lágrimas. El suyo era un dolor desgarrador, una tristeza muy superior a la de ser una anciana que se queda sola.
Supongo que os sonará absolutamente cursi y os darán ganas de vomitar, pero yo no cambiaría por nada del mundo vivir con esa intensidad una relación por evitar dificultades en mi vida.
Eso sí, mucho ojo: seguir buscando un amor de cuento no implica vivir ciegos y no crecer. Creo que todos hemos de madurar y asumir que la realidad no es como nos pensábamos que era. Pero que la realidad sea más fea y difícil de lo que pensábamos no hace del mundo una mierda, simplemente tenemos que aprender a apreciarla con todos sus defectos, porque sigue siendo hermosa a su manera. Por mucho que se ame a alguien, no significa que no surjan dificultades, que no se pelee, que no pasen cosas. Es normal que nos llevemos un chasco cuando descubrimos que en la vida real los príncipes y princesas también cagan y se equivocan, mientras que en los cuentos eso queda entre bastidores. Pero esas cosas mundanas no los hacen menos príncipes y princesas. La realidad cuesta de asumir, pero una vez lo haces puedes seguir buscando tus propios cuentos en versión realista.
PD: Este post no va por nadie, es una reflexión de estas que voy acumulando para escaquearme de estudiar. Lo digo porque considero que la gran mayoría de la gente os podéis sentir identificados en mayor o menor grado con este texto, porque todos consideramos rendirnos o no en algún momento, algunos lo han hecho, otros no; pero no quiero que nadie se me mosquee.
PPD: Sé que puede resultar bastante irónico que diga todo esto habiendo perdido toda esperanza hace dos posts... pero entended que aquello era un bajón, una minicrisis de las que me dan de cuando en cuando, pero en absoluto mi forma habitual de pensar. Soy demasiado optimista a veces. ;D