28/4/05

¡Me he quedado a cuadros!

Esto es increíble, de verdad... Llevo dos años o más enviando e-mails a favor de las campañas de Greenpeace (las que me parecían razonables); ¡¡pero es la primera vez que un mail que le envío al gobierno me es respondido!! En serio, no me lo creo.

Envié un mail pidiendo que se les redujera la condena a los del Rainbow Warrior porque los habían acusado de cargos que no tenían ni pies ni cabeza; y el gabinete del gobierno me ha enviado un e-mail diciéndome que ellos no pueden interferir en procesos judiciales ya que esto está en manos de los tribunales y jueces y no del gobierno en sí. En serio, no puedo creerlo. Es tan raro...

Me parece un cambio genial. Un gobierno que no ignora lo que le dices, sino que lee lo que le mandas y te responde. Vale, era una respuesta estandarizada a los correos estandarizados que les mandamos a ellos, pero eso significa que se han preocupado de leer al menos uno de ellos y de escribir una respuesta (y era larga, de hoja y media). Increíble. A ver si les dura, y si siguen con cambios tan liberales como legalizar el matrimonio homosexual.

La verdad es que yo preferiría un giro a la izquierda mucho más rápido, que de verdad hicieran un estado laico, que se preocuparan más por el medio ambiente y que al mismo tiempo arreglen todos los desajustes sociales que hay en estos momentos; pero sé que la mayoría no sería capaz de aceptar tanta modificación, así que me tengo que conformar con un giro despacito para que a la gente le de tiempo a asumir los cambios. Al menos ya hemos tomado otra dirección, y me alegro por ello.

Ratzinger Z vs ZP! XD

19/4/05

Taro

Ay, como siempre, mi catastrofismo de cuando estoy decaída se me adelanta. Os dejé un mal sabor de boca con la historia de mi gata, así que ahora me toca actualizaros la información y decir lo que en realidad ha pasado.

Un día, en casa de mi padre, descubrí que la "gata" tenía un par de... Vamos, que era gato. XD Eso significa que la operación para caparle no es tan cara, y mi bolsillo podía permitírselo(dentro de lo que cabe). Además le pregunté a mi padre que opinaba sobre quedarse con el animal, si le gustaba tenerlo o no; y me dijo que si solucionaba el problema de los pises, lo demás podía aguantarlo, ya que también tiene cosas positivas, como que juega con el otro gato o que da cariño y diversión. Así que esta Semana Santa llevé al gato al veterinario (a otro veterinario, no a la que me había dicho que era gata. xD), y me dijo que era mejor caparle antes que vacunarle para que no cogiera el hábito de marcar, que luego es difícil de quitar. Así que lo llevé, me gasté los 75 € que valía la operación, pero el gato tiene casa y no se dedica a apestarla. Lo chungo es que aún tengo que pagarle las vacunas... Bueno, y esa es la historia de Taro (como el personaje de Dr. Slump, jejeje) por ahora, que, como véis, no tiene nada que ver comparado con lo que supuestamente iba a pasarle.

Y ahora os cuento la anécdota de cuando lo llevé al veterinario para que le revisaran la operación (por si se infectaba o algo).

Resulta que soy tan feliz, que decidí llevarme al gato con correa en vez de en una caja. Tenía una correa porque siempre había querido sacar a pasear a mis gatos a la calle, pero claro, como nadie les enseñó de pequeños, pues lo único que hacen es agazaparse en una esquina y mirar con ojos desconfiados a todas partes. Pero como tengo mucha fe, cogí al gato con la intención de llevarlo en brazos (el veterinario está a 10 minutos andando). La correa era para que no pudiera escaparse si lo intentaba. Al principio, como el barrio es tranquilo, pues el gato simplemente se acurrucaba contra mí mientras prestaba atención a todo lo que le rodeaba con los ojos como platos y los nervios crispados. Luego llegamos a una calle más transitada, y el miedo del gato iba creciendo por todos los sonidos que le rodeaban. De repente, una moto escandalosísima cruzó por encima de la acera delante de mí para meterse en un garaje, y claro, Taro pegó un brinco increíble, empezó a arañar, saltar y atacar por todas partes. Aun así, mantuve la calma, cogí al gato como pude y lo llevé a un callejón tranquilito. Acabé con varios arañazos en las piernas y un hombro a rayas cuando apenas llevábamos cinco minutos de camino. Podía volver, pero eso sería perder el camino hecho, así que intenté envolver al gato con mi sudadera y seguir adelante. Al oler algo familiar, el gato se quedó encantado dentro de la sudadera, y el resto del viaje transcurrió sin problemas. En el veterinario le dijeron que estaba bien, aunque le pusieron un antibiótico por si acaso (no se movió durante la inyección, estaba con parálisis total del miedo que tenía, es un cagueta. xD). Al salir del veterinario, volver a oler aire fresco y ver que ya había pasado lo peor, se tranquilizó; así que durante el camino de vuelta no pasó nada más.

17/4/05

A mi amor

A veces pasamos malos ratos, y otros buenos, la mayoría. Incluso añoro los malos ratos con tal de tenerte de nuevo a mi lado. Siempre me pasa. Siento fastidiar muchos de los pocos momentos que compartimos, siento hacerte daño cuando lo único que quiero es mimarte. Quiero que sepas que por muy tonta que me ponga, por mucho orgullo que muestre, indiferencia o enfado; todo eso no es nada más que estúpidas rabietas, egoísmo irracional que me entra, cual niña malcriada a la que no le compran una piruleta. Sólo que en este caso, mi piruleta puede ser una caricia, un beso o cualquiera de esas cosas que por distancia o por responsabilidades, me son negadas. Pero no dejan de ser más que rabietas durante las que olvido lo importante: que me quieres, me quieres tanto que lo darías todo por mí; y que, si en ese momento no lo haces, es porque así lo hemos acordado, porque hemos decidido seguir obedeciendo a esta sociedad, dejarnos los grilletes puestos y amarnos a través de una reja. Podría reprocharte el no ser valiente para escapar si yo lo fuera, pero no lo soy tampoco. Sólo puedo decirte que desde mi celda, te amo.