25/1/06

Médicos

Esta tarde fui a ver a mi médica de cabecera para que pedir que me hiciesen un análisis de sangre. Por si acaso, ya que, excepto cuando doné sangre, nunca me he hecho uno en condiciones (antes de donar sangre no sabía ni mi grupo sanguíneo...). Y ya que estaba, he pedido que me miren los niveles de B12, porque leí que la falta de esta vitamina, en adultos normales, no provoca nada visible hasta unos cuatro años después. Hasta ahí (mi parte), todo bien.

Pero la parte de "profesional"... Hasta los cajeros/as de un supermercado se interesan más por tu vida... Supongo que no todos los médicos de cabecera de la Seguridad Social serán iguales, pero los tres que he visto yo desde que tengo uso de razón sólo se han preocupado de despacharme lo más rápidamente posible. Esta vez, esperaba que me preguntase, como mínimo: "¿Notas algún síntoma de anemia, como cansancio, bla, bla; o sólo quieres hacerte el análisis como una revisión?" "¿Qué tipo de dieta sigues?"

Y no, nada, simplemente rellenó el formulario para el análisis y me dijo que pidiese cita abajo. Yo había leído (a raíz de la información de DDoom en el post sobre vegetarianismo) que hay dos formas de varias formas de medir la B12 en sangre, y que si se consumían ciertas algas, había peligro de que no se qué otro compuesto se hiciese pasar por B12 en los análisis. Y mi médica, o desconoce eso, o le da igual. No sé, creo que para ejercer estas profesiones, debería haber una atención un poco más personalizada, que la persona que te atiende se preocupase de verdad por lo que pueda o no pasarte, que investiguen tu caso y sus posibles opciones. Pero no, lo único que veo en ellos es una automatización asombrosa de su trabajo. Se limitan a las cuatro cosas más comunes, e ignoran el resto de posibilidades sistemáticamente.

Supongo que la culpa no es de los médicos en sí mismos, sino de lo mal organizado que está todo. Si cada médico no tuviese tanta gente a su cargo (¿Cuanto tiempo dan entre visita y visita? ¿5 minutos?), quizá éstos podrían ejercer un poco mejor su trabajo. Y podría incluso haber supervisores de médicos, para que a los que se vuelvan máquinas de recetar los echasen, o los penalizasen de alguna forma.

Y lo mismo pasa con los profes, aunque en este caso sí hay un porcentaje más grande de gente que cuida su profesión. Es decir, la mayoría de profesores están ahí para ganar dinero, y eso se nota muchísimo en la educación recibida: una mierda. Pero hay unos cuantos profesores a los que de verdad les importa que aprendas. Esos son los que hay que cuidar, conservar y potenciar.

22/1/06

Manías

Aunque no suelo hacer mucho caso de las cadenitas, algunas son bastante simpáticas, como esta que me ha enviado Vacío. Se trata de poner cinco manías, vicios y otros defectos que tengas. Y como soy una neurótica obsesiva, tengo muchííísimas manías.

5- Leer blogs. Es un vicio. No puedo evitarlo.

4 - Llegar tarde. Me he convertido en toda una profesional en este tema... XD

3 - Ponerme a hacer cualquier otra cosa mientras chateo con alguien. Leer blogs (¡Mis vicios se unen y dan peores resultados que por separado! ¡Sinergia, sinergia!), cantar, ver anime... Lo que sea. Y claro, si la otra persona pretende que le prestes atención, pues le suele sentar mal. Pero esta manía la tengo casi corregida. Casi.

2 - Ordenar las cosas compulsivamente. Por ejemplo: la caja de colores ha de estar perfectamente ordenada según mi criterio, los cubiertos en el lavavajillas han de estar cada uno en su cubículo (cubículos que les asigno yo por razones lógicas que sólo yo sé y paso de explicar, no vaya a ser que me encierren o algo), los vasos han de seguir un patrón geométrico determinado, la comida en la nevera tiene un estante específico según el tipo de comida que sea... Vamos, que para hacer cualquier cosa tengo un método lleno de matices y normas que me sé de memoria. Muy Mónica. No sé hasta qué punto hacer todo esto es bueno o malo... De todas formas, esto no significa que sea ordenada, porque tengo una capacidad increíble para ignorar el desorden. Pero si me pongo a ordenar, es de una forma completamente obsesiva. xD

1 - Corregir a los demás. Es una manía muy fea. Si siempre lo hiciese constructivamente (cosa que, por otro lado, trato de hacer), no pasaría nada, pero a veces se me suben los aires de superioridad a la cabeza y hablo como si yo fuese la única poseedora de todas las verdades del universo, en vez de escuchar y razonar. Y eso puede hacer bastante daño. Perdón a todos aquellos que me hayáis soportado alguna vez en un momento así.

Bueno, estas son cinco de mis manías, no las únicas. También cumplo la 2 y la 1 de las que mencionó mi predecesor, y de vez en cuando la 4 (Cuando me da por andar intimidando, algo que últimamente hago de forma frecuente, por lo visto...) Y tengo bastantes más, pero si las comentase no acabaría nunca.

Para variar, le paso la cadena a... Miri, Darja, Dev, Kei y Lazarus. XD Hala, y que a gusto me he quedao. Jajaja. Que va, no hace falta que la hagáis si no queréis, lo he dicho más que nada por fastidiar un rato.

21/1/06

Érase un país sobre un musgo construído

Supongo que este es un post bastante "esperado" por todo el bombo que le he dado al viaje, pero realmente no me apetece escribir mucho al respecto. No me sale ningún espléndido post en el que narre mis aventuras y desventuras que se ajuste a lo que me hubiera gustado. Pero, como lo prometido es deuda, aquí va el post sobre mi viaje a Irlanda.

Esta es la tercera vez que piso la Isla Esmeralda. La primera vez era una boba quinceañera que se sorprendía con cada cosa que se le cruzase por delante, pero era demasiado tímida como para hacer las cosas que ahora sí haría. La segunda vez que estuve allí fue en Limerick, y fue, sin lugar a dudas, una de las mejores experiencias de mi vida. Me dieron una beca para hacer un curso de inglés durante un mes. Era un proyecto de adulta que vivió más intensamente ese mes que cualquier otro de su vida.

La última vez que he estado paseando por tierras irlandesas fue similar a la primera, pero cinco años después. Fui una boba veinteañera que se sorprendía con cada cosa que se le cruzase por delante pero demasiado lela para hacer las cosas como le gustaría hacerlas.

No sé, la mayoría del viaje estuve repasando viejos tiempos: las húmedas calles de Dublin, los hechiceros cuervos del People's Park, los asientos dobles de los autobuses dobles de la capital, el cielo plomizo que acarrea un aire siempre fresco a tus pulmones, los borrachos chapurreando tonterías e ignorando tu cara de "no me importa lo más mínimo", los zrillones de musgos que te asaltan en cada esquina, los atracones de chocolateados pingüinos o las eléctricas punzadas del guitarrista de Grafton Street. Una espiral de sensaciones que jamás podrías vivir en tu propia casa. Y no sólo por ser un país distinto, sino porque al estar de vacaciones, te dejas llevar por todas estas pequeñas cosas que en tu vida diaria ignoras automáticamente.

También ha habido cosas nuevas igual de memorables: dos días seguidos de una espesísima niebla, extrañiexperiencias en un B&B, el incidente de la vieja bigotuda, los borrachos y su obsesión con los Happy New Year, melenas agitándose en una noche oscura, muchas horas innecesarias pero felices ante el televisor o una fantástica colección de aves expuestas a lo largo del río. ^_^

Lo que pasa es que no todo ha sido tierno y precioso, han habido momentos feos que, aunque guardaré también entre mis recuerdos, no son lo mejor que pudo pasar. Pero la culpa no es del viaje, la culpa es de nosotros los viejos. Y es que me he dado cuenta de que a medida que uno va acumulando experiencias a sus espaldas, cada paso nuevo que intenta dar está sometido por ellas de una terrible y aplastante forma. No es como cuando tienes 12 años y no te importa para nada qué haces, dejas de hacer y sus consecuencias. Ahora, cualquier decisión, por nimia que sea, tiene una preparación mental para llevarla a cabo, una tensión ante los variables resultados que puedas obtener, un dudoso avance cuando por fin das el paso y un peso más que añadir a tu ya magullada espalda que se va llenando de experiencias. Con razón los viejos están tan ausentes, la carga que deben tener acumulada no puede ser transportable por alguien cuerdo.

Concluyendo: Viajad todo lo que podáis, sin dudar de vuestros pasos, que las experiencias, en balance, son siempre positivas y enriquecedoras. Que siempre merece la pena viajar, sea como sea, es de las pocas cosas que puedo afirmar con poco miedo a equivocarme. ^_^

16/1/06

Tres Nintenfrikadas

Siempre me han llamado la atención las chorraditas relacionadas con Nintendo, ya que Mario y compañía han marcado parte de mi vida. (Sí, para unos sería El Señor de los Anillos, pero para mí fueron Mario y Zelda). Desde hace tiempo he ido encontrando varias cosas que me han llamado la atención, y me ha parecido simpático enseñaros las tres frikadas relacionadas con Nintendo que más me han llamado la atención de las que me he ido encontrando por ahí.

3er puesto: Cosplays




Es genial, hay que ser muy freak para cosplayearse de caja sorpresa... XD Y para disfrazarse de Shy-guy, ni te cuento... :D

2º puesto: Tatuaje



Flipante, ¿eh?. Me quedé sin palabras. Hay que estar muuuy viciado al Zelda para llegarte a hacer semejante tatuaje. xD Mola. El tatuado dice que lo va a pintar. Espero verlo, tiene que ser la caña.

1er puesto, y más friki de todos: Temas de Nintendo a capella.



Tenéis que ver este video. Es genial. Al principio dudaba entre si darle el primer puesto al del tatuaje, pero realmente, conseguir que un grupo de coristas se dediquen en serio a cantar cancioncitas de la NES, me parece algo que requiere un grado de frikismo, individual, pero sobre todo, colectivo más que importante. Por eso, mis adorados coristas, se llevan el primer premio. ^_^

¿Qué os ha parecido?

Nota: La primera foto la saqué de un fotolog de Cosplays. La segunda la hice yo en el Salón del Manga 2005. La foto del tatuaje la saqué del concurso de tatuajes de www.20minutos.com . El tatuado es Guillermo Andrades. xD El video lo vi originariamente en un blog, no recuerdo cual, pero está casi en todas partes, incluso en el e-mule.

Lo que puede conseguir una máquina...

Hola a todo el mundo!

Hace mucho que prometí postear y os tengo en ascuas. Pues bien, resulta que mi ordenador estaba hecho una porquería, de repente, se apagaba la pantalla y comenzaba a pitar como un desesperado: ¡¡PI-PI-PI-PI-PI-PI-PI-PI-PI!! Un pitido fuerte y rápido. Al final, simplemente por encenderlo, pitaba. Los que saben algo de ordenadores, según el tipo de pitido de error, creo que pueden saber qué anda mal, pero yo y mis limitados conocimientos, no teníamos ni la más remota idea. Pensé en qué podía ser, y, tras conectar y desconectar varias cosas, probé a conectar un disco duro chiquitito que no uso en vez del grande que tengo. Y el ordenador, con el cambio de disco duro, funcionaba. Había que instalar sistema operativo y tal, pero al menos había localizado el problema. Volví a conectar el disco grande y así dejé el ordenador cuando me fui a Irlanda.

Al volver, estaba aún peor. Resulta que mi padre, con sus aires de "me creo informático", se había dedicado a desconectar la RAM (no vive en casa de mi madre, pero vino en navidad), y, en vez de dejarla en su sitio, la dejó encima del escritorio. Como eso de llamar a un técnico es bastante caro y yo no destaco por mi desprendimiento con el poco dinero que tengo, me dispuse a arreglar mi ordenador.

Ahora el pitido era frecuente pero más largo y no tan estridente, tal que así: PIII PIII PIII PIII... (Os pido imaginación. XD). De las tres ranuras, no tenía ni idea de en cual iba mi RAM, y mi padre, fantástico él, no me cogía el teléfono. Al final, por prueba y error, durante un buuueeeen rato, conseguí que empezase el pitido inicial. Tras conectar el disco duro pequeño, pensé en instalar sistema operativo, pero no sé porqué, el espacio de disco no particionado, estaba separado (completamente absurdo, pero cierto). Y yo, cabezona, quería una partición para todo el disco, no dos. Así que me tiré otro muy buen rato paseándome por la bios y por múltiples opciones de inicio del XP (Tengo el SuSE, pero no sé que había fastidiado el Windows que no me arrancaba el CD de Linux... Y encima no sé usarlo, así que desistí. En verano prometo un cursillo Linuxero, I swear). Nada, tras mil millones de intentos, conseguí abrir, no sé como, una especie de DOS que no sé de dónde salió, pero con la que conseguí unir los dos espacios no particionados.

Una vez dispuesta a instalarl el SO, se me ocurrió una cosa: "Para arreglar algo, hay dos normas básicas: 1) Reiniciar. 2) Si 1 no funciona, desmontar y volver a montar." Y no había probado la segunda norma, así que me dispuse a ello. Destornilladores en mano, desmonté mi ordenador pieza a pieza, les quité el polvo (al principio con un pincel, pero tras casi ahogarme en un par de ocasiones con nubes de polvo y pelusa, me traje la aspiradora para que me ayudase en mi tarea), y las fui dejando a un ladito. Una vez desmontado todo, volví a montarlo como si de un juguetito de Kinder gigante se tratase. Y cual fue mi sorpresa cuando al montarlo, ¡no pitaba! Pero había un problema, no iba la pantalla. Claro, leches, no había puesto la tarjeta gráfica... La pongo: ¡funciona! No os podéis imaginar el sentimiento de victoria, de orgullo propio y de superioridad sobre la maldita máquina.

Pero ahí no acaba todo. Mi ordenador (yo sé que estás vivo, yo sé que quieres comunicarte conmigo, pero no te entiendo, cariño...) tenía un as guardado en la manga. Como me has hecho funcionar antes de instalar la tarjeta de sonido, hagamos que ésta no funcione. Yo, que felizmente me disponía a ver uno de los últimos episodios de FMA, casi me pongo a llorar cuando, a pesar de reconocer la tarjeta e instalarla automáticamente, ningún sonido salía de mis altavoces. Una frustración e ira intensas me recorrieron de pies a cabeza, pero, antes de ponerme tan histérica como para empezar a cargarme el ordenador a patadas, me fui a dormir.

Hoy, con ánimos lo bastante renovados para seguir enfrentándome a La Máquina, me dispuse a ello. Empecé a desinstalar y reinstalar, a deshabilitar y actualizar controladores, pero nada. Ni un leve murmullo en los altavoces. Finalmente, me decidí a cambiar la tarjeta de ranura. Probé en la segunda: nada. Probé en la tercera. Nada. Reinstalé los controladores, y, al reiniciar el ordenador: tirurí... "¡Coño! ¡La musiquita de inicio de Windows! ¡Musiquita! ¡¡MUSIQUITA!! ¡¡¡YUJUUUUUU!!!" Ahí, los sentimientos de satisfacción fueron como los anteriores aumentados un millón de veces veces. He vencido todas las tretas de mi ordenata, no sé exactamente cómo, pero lo he hecho. Soy feliz. XD

Los sentimientos a los que te puede llevar una "simple" máquina... Te puede hacer odiar, te puede frustrar, te puede hacer sentir como una diosa por encima de vosotros los simples mortales, puede angustiarte, deprimirte, hacerte feliz y subirte la autoestima.

Incluso puede asustarte. De hecho, la primera vez que se apagó la pantalla para ahorrar energía, casi me da un ataque de pánico. En dos nanosegundos, pasó por mi mente todo esto en un solo flash de ideas: "Oh, Diox, otra vez no. ¿Porqué tienes que estropearte? ¿Qué te he hecho? Esto es una injusticia, y no tengo dinero para un ordenador nuevo... Un momento... no está pitando...Modo de ahorro de energía... (Muevo el ratón, se enciende la pantalla) ¡Yuju!" O si no, cuando suelta el pitidito al encenderse: "Oh, no, oh, no, esto no puede estar pasando, es el infierno, joder, menuda mierda, y encima me quedo sin disco duro y sin todo lo que tengo ahí, ¿por qué a mí? No puede... (Me doy cuenta de que tras ese pitido hay silencio, lo normal en un ordenador sano) ¡Yuju!"

Nada, maquinita, tú sabes que te quiero. :*