23/5/09

Guardián

Hola a todos, 

Siento no haber respondido todavía a los comentarios y mails, pero tengo tres exámenes la semana que viene (de prácticas de tres asignaturas) y estoy estudiando, milagrosamente. 

El caso es que he llegado a una especie de acuerdo con Gonzo y a partir de ahora se encargará de que no levante la vista de los apuntes ni diez minutos, con lo cual si apruebo las diversas asignaturas le deberé la vida o más. 

Iré respondiendo poco a poco y en condiciones cuando me deje mi vigilante, ¿vale? Me vuelvo a mis apuntes antes de llevarme un par de capones. Muchas gracias por vuestras respuestas, me animáis muchísimo y me hacéis reflexionar sobre cosas que a mí sola no se me ocurriría. ¡Un beso a cada uno de vosotros!

20/5/09

Desencantá de la vida

Hace apenas un par de años era una mujer todopoderosa. Nada ni nadie en el mundo podía interponerse entre yo y mis objetivos. Ahora soy lo opuesto. Soy una cucaracha asustada bajo un mueble, incapaz de salir a conquistar el mundo. Todo es demasiado grande para mí, demasiado difícil. Han habido intentos, sí, pero la luz es demasiado cegadora, mover las patas demasiado cansado. 

¿Por qué me ha pasado esto? Ojalá escuchase una charla de Jane Goodall, tan sanadora como dicen por ahí. Soy todo eso en lo que temía convertirme, soy una piltrafa sin energía, ni siquiera puedo cuidar de mí misma. 

Estoy conformándome con la mediocridad, estoy asumiendo que no puedo conseguir todo lo que quiero, que hay millones de cosas vetadas para mí en este mundo. Y no me gusta. Preferiría ser una maldita ilusa toda mi vida, y morir luchando. Porque deteniéndome seguro que no consigo nada. De la otra forma aún tendría la posibilidad. Pero soy incapaz. Soy mierda, como tantos otros. No soy capaz de alcanzar nada, ni siquiera cosas simples, porque me bloqueo, me asusto, me paralizo. He dejado de moverme, soy un maldito cadáver que respira. 

Nunca me ha gustado la etapa adulta, todos amargados, todos sin esperanzas ni ilusiones, conformándose con sobrevivir. Yo no era así, yo quería vivir. Quería ser dueña de una vida apasionante, en la que yo me hubiese construido toda una serie de aventuras, desventuras, amores, pasiones, trabajo, sudor y sufrimiento. Quería ser alguien en algún ámbito, quería importar, quería que me quisiesen, quería marcar una diferencia. 

Pero poco a poco descubres que no eres nadie, que no importas, que solo eres una puta hormiga más, una gota de agua en el océano, y que quizá podrías destacar si hubieses nacido en una familia con un mínimo de poder, pero que siendo como eres y estando en el estrato social que estás no vas a alcanzar nada importante nunca sin sacrificar todo tu ser al 100%. Yo antes estaba dispuesta a sacrificar lo que hiciera falta para vivir la vida que me gustaría vivir. Pero poco a poco descubres que las energías de un ser humano son limitadas, que pensar por ti mismo y actuar al margen de los cánones preestablecidos es agotador, que luchar por tus principios y tus ideas cansa mucho más de lo que imaginabas. Empiezas a ver como se termina tu energía para aguantar más golpes, más negativas, más desilusiones; ya no puedes seguir nadando contracorriente. Y te da igual, porque estás tan destruido que solo puedes dejarte llevar. Y todos tus principios, todas tus ideas, todos los estandartes que defendías con uñas y dientes no son más que manchas borrosas que pierden importancia. Porque sabes que defender esos estandartes es a costa de tu vida. Y te empiezas a plantear si tiene sentido perder tu vida por unas ideas que no le importan a nadie excepto a ti mismo. ¿Lo tiene? ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Por qué sigo luchando? ¿Merece la pena? ¿Acaso a alguien le importa una mierda? No. No le importa a nadie si soy mejor o peor persona, no le importa a nadie que luche por llegar a conseguir algo o que sea una mediocre. Quienes me quieren lo van a seguir haciendo aunque viva bajo un puente, quienes me ignoran lo van a seguir haciendo por más que luche, porque soy pequeña, invisible, una Ms. Cellophane cualquiera. Vivo en un mundo en el que mi mayor impacto ha sido crear un estúpido grupo de Facebook con mil doscientos fans. 

Encima, lo que encuentras a tu alrededor no es mucho mejor. La gran mayoría ni se plantean estas cosas, y, de los pocos que se las plantean, la mayoría están o en el proceso de debate, totalmente desorientados, sin saber qué hacer a continuación, o más rendidos que tú, desalentándote con cada una de sus palabras. Los pocos que todavía no han dejado de luchar, te desprecian por haberte rendido. 

Pero creedme, no me gusta rendirme, no me gusta dejar de ser yo y aceptar todas las cosas que no voy a conseguir nunca. Me gustaría tener la misma fuerza que cuando empecé a vivir en Barcelona, las mismas ganas de comerme el mundo. Odio estar así de amargada. Me odio tanto por no ser quien creía que era que no soporto mirarme al espejo. Que me alejo de todo y de todos de vergüenza pura. Me doy absoluto asco, no quiero ser así. Ojalá recuperar las ganas y las energías fuera tan fácil como cargar el móvil. No quiero ser una adulta gris estándar. No quiero, no quiero, no quiero. Quiero marcar una diferencia, ser la reina del baile, ser la que cambie las cosas, ser la que recuerden a su paso. Y si no lo consigo y vivo en la mediocridad no pasa nada, no es importante, pero quiero poder decir que luché por ello hasta que morí de vieja. 

No sé cómo seguirán las cosas en mi vida a continuación, este es un proceso muy duro tanto si decido seguir luchando como si decido no hacerlo. He de darle muchas vueltas, considerar infinidad de opciones. Me gustaría seguir luchando, desde luego, pero mi falta de motivación y energía no es algo que pueda seguir ignorando. Solo espero que no me terminéis odiando, elija lo que elija hacer.