Somos niños grandes, o los niños adultos pequeños. Llegué a esta conclusión hace un par de días, mientras paseaba de noche por unas calles completamente oscuras. Hubo un apagón en un barrio entero, y mientras caminaba sin apenas verme los pies, empezé a pensar en que era bastante peligroso que no hubiese luz, ya que ante un atraco o cualquier otra fechoría, era más fácil para el malhechor librarse de un posible castigo. Yo estaba tranquila, no tenía miedo de que me pasase nada, es más, estaba muy a gusto en esa oscuridad mientras reflexionaba. Era acogedora, agradable. No como las malditas luces. Me sentí como Lisa en el capítulo en que lucha por apagar las luces y poder ver el cielo. Desde luego, si por mí fuera, podrían dejar las luces de todas las calles apagadas, y si alguien quiere luz, que compre una linterna. Pero creo que a la mayoría de la gente no le gustaría la idea, se sentirían vulnerables, desprotegidos ante sus "monstruos". Cuando eres niño piensas en monstruos debajo de la cama, y ahora, de "adultos" ponemos caras humanas a nuestros monstruos para seguir temiendo a la oscuridad.
Y nosotros nos permitimos consolar a un niño asustado y a compadecerlo...
3 comentarios:
la diferencia es que los miedos de los niños a los mosntruos de la oscuridad son cosa de la mente, mientras que los miedos de una calle oscura de monstruos con cara humana, por degracia, pueden llegar a ser muy reales...
tu por si acaso procura no caminar demasiado por callejones oscuros de noche, quien sabe l que le podria pasar a una vegetariana guapa con la de mala gente que hay en el mundo
Miri, supongo que tienes razón, pero quedaba bonito el texto... :P
Y Guges, lo mismo que a una omnivora guapa. XD Na, de todas formas, por Madrid no hubiese ido tan tranquila, pero por mi ciudad no me da paranoia ir sola por oscuro que esté o sea la hora que sea. Supongo que soy una inconsciente, pero mira...
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