Quirópteros

Os presento a mi murciélago. En realidad no es mío, pero estuvo alojado en mi casa durante dos días. Desde siempre había querido tener un murciélago, poder tocar uno, verlo de cerca. No sé porqué, pero esos animales me fascinan. Y cual fue mi sorpresa cuando un día, caminando bajo una repentina lluvia, encontré a este bichito. Al principio, al ver en el suelo una cosa negra moviéndose, pensé que era una cucaracha, pero al mirar más detenidamente, me di cuenta de lo que era en realidad. El pobre Pipis (el nombre científico del murciélago es Pipistrellus pipistrellus, Pipis para abreviar) estaba intentando trepar por una pared lisa, porque se ve que la lluvia lo había despistado y hecho caer. Lo vi tan lastimoso que, con un pañuelo de papel, lo envolví por si me mordía y lo cogí. Al llegar a casa lo metí en una caja de carton con telas, para que estuviese calentito (era invierno), y luego me fui a cazar hormigas por ahí, a ver si comía algún insecto. Lo dejé en la caja toda la noche, y al día siguiente me fui a la universidad. El animal se escapó (había dejado la caja medio abierta a propósito), y pensé que se habría ido por la ventana, pero no, estaba escondido entre mis peluches. Eso lo descubrí de madrugada, cuando una cosa negra empezó a revolotear por la habitación. Al cabo de un rato volvió a esconderse y, a la mañana siguiente, aún estaba allí, así que lo cogí y lo devolví a la caja. Le di pan con leche, con una jeringuilla, y comía bien. Esa misma tarde, al caer el sol, se empezó a poner activo, agitando las alas de vez en cuando. Decidí que era hora de soltarlo, pero no sin antes hacerle unas fotos.Lo acerqué a la ventana y se fue.

Me entristecí un poco, pero no podía tenerlo en cautividad. Me moló muchísimo tener un murciélago, poder tocarlo, poderlo sentir andando sobre tu piel con los ganchitos de sus alas. Es una frikada, lo sé, pero tampoco es un animal tan diferente de un hamster ruso... Solo que lleva alas.